"Sin sus problemas debió estar en Europa. Ibarra roncaba como una bestia" (ENTREVISTA)
Marcos Pirchio sobre SD.Quito, Gambetita, Multilock, intereses de Liga y Barcelona, y ahora como empresario
Marcos Pirchio, uno de los delanteros extranjeros a los que mejor les fue en nuestro fútbol en los últimos años, por pasos en Dportivo Quito y Macará, mantuvo una rica charla con radio Huancavilca de Guayaquil.
En su momento, cuando su decisión era la de permanecer en Deportivo Quito, Barcelona lo sondeó. Marcos Pirchio recordó con muchas anécdotas el título de 2009 con los chullas, y especialmente su trato con compañeros como Jhovanny Ibarra y Michael Arroyo.
Su llegada a La Plaza del Teatro. “Rubén fue el que manejó toda la negociación. En ese momento habló mi abuelo con él porque no existían las facilidades de comunicación de hoy en día, ni las redes sociales. Llamó a un número de teléfono con mi apellido, y era la casa de mi abuelo. Yo estaba en Estudiantes de La Plata y no fue nada fácil mi salida, pero después ya sabemos lo que pasó ese año”.
Los primeros contactos. “Antes de ir hablé con Rubén y me contó de la calidad de jugadores nacionales que había. Yo era consciente de que para llegar a cosas importantes, esa base era clave. En ese año teníamos, dentro de todos los equipos de Ecuador, los que mejores futbolistas teníamos. Los extranjeros debimos hacer lo nuestro. Fue mi primera salida del país, es muy importante en mi carrera”.
El bioptipo del jugador ecuatoriano. “Lo que me sorprendió fue la velocidad que tienen la mayoría, genéticamente están un escalón arriba que nosotros. Acá todo es muy luchado y trabado. La fuerza y la velocidad, más que juegan muy bien, fue lo que me sorprendió. A mí me costó bastante pese a que venía de un año muy bueno”.
Ahora como empresario. “Si yo miro para atrás, no tengo nada que reprocharme. Disfruté mucho del fútbol y mi familia también. Hoy en día estoy trabajando como empresario, tengo algunos jugadores a los que trato de ayudarlos desde el lado humano. Los futbolistas muchas veces no se sienten personas, son como un objeto y en los clubes los tratan como tal. Estuve hace poco en Ecuador, llevé un futbolista a Macará. Trato de trabajar en eso, que es lo que me gusta”.
Busca mercado en el Ecuador. “Tengo una relación directa con Oswaldo Minda, fue una de las personas que en su momento me ayudó mucho. Estamos en contacto directo, me aconseja y me muestra jugadores de Ecuador. En este momento el ecuatoriano ha tenido mucha más salida que años atrás, pero hay algunos mercados que no se fijan y quiero ser el nexo para que los miren”.
Sus representados y una opción que hubo en Macará. “Tengo cuatro en Bolivia, tengo uno en Ecuador y estaba por llevar otro a Macará, pero con esto de la pandemia estamos con todo paralizado. En Macará están buscando un volante central, estaba todo arreglado pero se frenó y ahora tendremos que esperar un tiempo. También trabajo en intermediación, con jugadores que ya tienen agente pero que necesitan una mano”
Una decisión de vida. “En todos los clubes en los que estuve ates de llegar a Macará, tuve muchos manoseos por parte de empresarios; me ofrecieron cosas que no se cumplieron. Sólo creía en mi papá, esperaba que él me resuelva las cosas. Él es una persona que no tiene nada que ver con el fútbol, esperé, esperé y esperé, hasta que me llamó Fabián Bustos. Se medio, llegué de la mano de él, me comentó cómo estaba el club. El presidente no era Miller Salazar, terminé arreglando mi llegada y en ese año nos fue muy bien; especialmente en lo personal”.
Una relación con Fabián Bustos. “Hablo bastante seguido. Él está viviendo un momento que siempre soñó, pero me sigue contestando el teléfono, Me ayudó mucho, siempre le deseo el bien”.
La altura no es un mito. “Me agarra el último año jugando en Santa Cruz, ya tenía mucha experiencia en altura: en Quito y Ambato de Ecuador, y en Ayacucho. Ya estaba acostumbrado a jugar en altura. Cuesta en todos lados subir, en todo sentido. Sabes que quien viene del llano lo sufre”.
Su primer representado en el Ecuador. “Agustín Silva, el arquero. A él lo llevé yo. El volante era Gastón Bottino, a Miller le interesaba mucho, pero en esta situación no les quedaba más que llevar un jugador nacional porque en Argentina no va a haber posibilidad hasta septiembre. En ese sentido lo hicieron muy bien ellos”.
La ida de la final con Deportivo Quito. “La primera final en Cuenca fue muy especial para mí, en un partido contra Liga me lesioné la rodilla y estuve un tiempo que me sentía mal. Tuve siempre a mi lado a Rubén, me decía que para la final sería muy importante. Fue terrible porque llegué sin estar bien, pero se me dio la situación de hacer el gol. La viví sufriendo un poco”.
La vuelta olímpica. “Para la segunda ya me preparé de otra manera, siempre con el médico porque yo estaba mal. Jugaba siempre infiltrado. Nos salvó Michael Arroyo, estábamos ganando dos a cero y nos empataron. El miedo estuvo, pero la magia de Michael nos dio el título”.
Michael Arroyo. “Lo tuve que corregir un par de veces pero bien. Es un chico con grandes condiciones, pero siempre tuvo esas cosas que lo perjudicaron en su carrera. Él tenía unas trenzas para atrás, lo veo entrar a la cancha en mi primer entrenamiento, me le acerco al Memo (Borghello) y le pregunto quién es este. Me dijo: “no sabés lo que juega este chico”, luego me di cuenta de que sin los problemas que tuvo, debió estar en Europa. Un jugador completísimo. Después me costó un poco porque pecaba de individualista, y con Memo le reclamábamos que nos de. Nos llamó, nos pidió perdón por su egoísmo y nos dijo que él podía ganar un partido solo si quería. Borghello lo insultaba mucho y medio que se caía, yo le decía que pare un poco porque fue uno de los compañeros que mejor jugaba”.
Quedaron amistades para siempre. “Más allá del fútbol, nosotros nos hicimos muy amigos; también con el enano Niell. Hasta ahora salimos de vacaciones con las familias juntos. Siempre estamos a la par. Ese año nos entendimos bien y muy rápido. Pronto llegaron los resultados. Ese partido contra Liga, en el que él hace dos goles y uno yo, nadie lo esperaba. Pudo ser un siete a cero contra Liga”.
Tentanción en el Astillero. “En un momento sí había un sondeo de Liga de Quito, pero en un principio yo tenía pensado quedarme en Deportivo Quito. Tuve la lesión y no volví bien, terminé 2010 más o menos. No me llamaron en ese tiempo. Después de estar en Macará, había un interés de Barcelona, pero yo me termino yendo a Estados Unidos”.
La influencia de Luis Chiriboga. “En ese tiempo no me entré, pero después con el tiempo, atando cabos, puedo decir que sí. En su momento no tenía ni idea”.
El casi autogol de Jhovanny Ibarra. “No sé qué pasó por mi mente, pero sí la de él. Le hablé y me dijo: no sé qué hice, corrí y corrí, y por suerte la salvé. Concentraba juntos con él y el Memo. Cuando llegamos, nos llamó mucho la atención de que él estaba en una habitación sola, después descubrimos que dormía muy temprano, 19h30 o 20h00, y roncaba como una bestia. Le tirábamos de todo, pero es una persona genial, nos hicimos muy amigos. Lo jodíamos mucho porque él decía que en la noche no podía atajar porque no veía, después venía Bonard y nos ofrecía plata para poner el partido a la noche; quería atajar él. Era un gran plantel, por eso logramos lo que logramos”.
Finalmente, La Tiza Mina. “Isaac era muy ácido, no le gustaban muchos los chistes; no tenía pulgas. Nosotros lo llevamos del lado bueno, le hacia chistes y le invitaba a comer. Después, cuando yo llego a Macará, jugamos en contra y me metió una patada… Yo le decía que era yo, y él me insultaba y me decía que me pare. También estaban Cortez y Corozo, eran muy parecidos, pero Rubén armó un equipo excelente, juntando todas las fortalezas de sus jugadores”.